Se compone de nueve fotografías de gran formato y una proyección en vídeo en la que la propia Marina sujeta un cuenco del que se derraman gotas durante ocho minutos.
El eje de inspiración básico de la muestra se halla en los textos de Santa Teresa y en sus supuestas experiencias de levitación.
Me pareció una experiencia muy interesante, especialmente ver la imagen de Abramovic, ataviada con un vestido completamente negro, levitando sobre el suelo de la cocina en una de las fotos. Forma parte de su concepción artística, en la que el cuerpo humano es (transcribo del promocional de la exposición) “a la vez condición, oportunidad e impedimento; un punto de partida existencial para cualquier desarrollo espiritual”.
La primera vez que vi algo de esta artista fue en la pasada edición de ARCO, en la que se mostraban algunas de sus estupendas alegorías de la guerra.
El vídeo está también muy conseguido, aunque he de decir que en el asunto del videoarte me quedo con Bill Viola
Podéis ir a ver la exposición hasta el día doce de diciembre, así que si tenéis tiempo os recomiendo que os acerquéis.
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